Las horas pasan, los días vuelan. Pareciera que los meses juegan una carrera. La gente cansada, “a mil con el laburo” “no tengo tiempo para nada” “no me dan las horas del día para hacer todo” “quiero hacer las cosas que me gustan pero no puedo” y un sinfín de quejas y responsabilidades que escucho a diario.
Y en algún momento les cae la ficha de que la vida es una sola. Se dan cuenta que no pueden verla pasar y no vivirla. Empiezan a conectar con ellos mismos, con sus seres queridos y amigos, bajan un cambio y llegan a las charlas mas profundas o a los momentos de relax que tanto les cuesta conseguir.
Se dan cuenta que la vida esta hecha de momentos, y que si no los buscan nunca van a llegar. Y ahí justo en ese momento, cuando me sostienen en sus manos, en sus tazas y se deciden a apostarlo todo, me doy cuenta de que mi tarea está cumplida.
Poder verlos disfrutar de los pequeños placeres, es lo que me mantiene vivo.
Atte. El café.